El Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Isidro Catela Marcos, escribió una carta al director de un diario local en la que responde a algunas declaraciones del Presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, y en la que recuerdan que los políticos católicos no pueden apoyar el aborto y si lo hacen no deben recibir la Eucaristía.
En la misiva que responde a una entrevista que hizo el diario El Mundo a Bono, publicada el 3 de enero, los obispos puntualizan que "la Conferencia Episcopal, en su detallada Declaración sobre el Proyecto de Ley del Aborto, publicada el 17 de junio por la Comisión Permanente y hecha expresamente suya por la Asamblea Plenaria el 27 de noviembre, explica que dicho Proyecto supone un serio retroceso en la protección de la vida de los que van a nacer".
En mi opinión el aborto debería ser LIBRE porque cada persona esa responsable de lo que hace, igual que los que abortan respetan a los que no, los que no abortan deberían respetar a los demás. Y la Iglesia lo que debería hacer es inculcar esos valores a sus fieles, en vez de decir que los van a excomulgar porque lo único que van a conseguir es que cada vez tengan menos fieles. Además de que es absurdo amenazar con la excomulgación. Cada uno tiene sus ideales y ellos no tienen que obligar a nadie a hacer lo que ellos quieren. Para ellos será una vida, pero en mi opinión cuando no tiene ni una semana por ejemplo, que ni si quiera la mujer sabe si está embarazada o no, no es una vida. Y además, en mi opinión, las personas que abortan es porque el niño no nacería en unas condiciones adecuadas.
Me gustaría añadir como opinión final, que desde hace muchos centenares de años, se tiene conciencia de que obisposimportantes, incluso Papas, han llegado a mantener relaciones sexuales con otras mujeres, ¿son los más indicados para prohibir el aborto? Un ejemplo es la película de Los Borgia.
ARGUMENTO PELÍCULA:
La película se centra en 12 años de la familia valenciana de los Borgia, entre 1492 y 1504. Cuenta la vida del Papa Alejandro VI (Lluís Homar) y sus hijos Lucrecia (María Valverde) y César (Sergio Peris Mencheta).
Primeros años
La estirpe de los Borgia tiene su origen en la noble familia de los Borja quienes, provenientes de villa zaragozana de Borja, se habían instalado en el reino de Valencia tras participar en su conquista junto a Jaime I. Algunos de los miembros de la familia se establecieron en Nápoles y Roma a mediados del siglo XV y adoptaron la grafía italiana por la que fueron mundialmente conocidos.
Rodrigo de Borja y Borja fue hijo de Jofré de Borja y de Isabel de Borja, hermana del obispo de Valencia Alfonso de Borja, futuro papa Calixto III.[1] Aunque comenzó sus estudios en Valencia, tras el ascenso de su tío al papado Rodrigo le siguió a Roma. En sus estudios en la Universidad de Bolonia consiguió el doctorado en Derecho, con lo que pasó a ser notario apostólico. Su parentesco con el papa le valió ser nombrado en 1456 cardenal diácono in pectore y legado para los estados de la Marca de Ancona, en 1457 vicecanciller de la iglesia romana y en 1458 obispo de Valencia[2] . En 1468 recibió la diócesis de Albano.[3]
Participó en los cónclaves de 1458, 1464 y 1471 en los que fueron elegidos respectivamente Pío II, Pablo II y Sixto IV[2] .
Rodrigo de Borja y Borja fue hijo de Jofré de Borja y de Isabel de Borja, hermana del obispo de Valencia Alfonso de Borja, futuro papa Calixto III.[1] Aunque comenzó sus estudios en Valencia, tras el ascenso de su tío al papado Rodrigo le siguió a Roma. En sus estudios en la Universidad de Bolonia consiguió el doctorado en Derecho, con lo que pasó a ser notario apostólico. Su parentesco con el papa le valió ser nombrado en 1456 cardenal diácono in pectore y legado para los estados de la Marca de Ancona, en 1457 vicecanciller de la iglesia romana y en 1458 obispo de Valencia[2] . En 1468 recibió la diócesis de Albano.[3]
Participó en los cónclaves de 1458, 1464 y 1471 en los que fueron elegidos respectivamente Pío II, Pablo II y Sixto IV[2] .
Por último quiero adjuntar una noticia:
“Nunca digas de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre”, decía un dicho popular, basado en un antiguo refrán, modificado por algún castizo, a la vista del comportamiento sexual, poco acorde con su prédica, de muchos clérigos. Hace mucho que no lo oigo, pero me viene a la cabeza con el escándalo que se ha desatado en Paraguay por las denuncias a Fernando Lugo, a quien denuncian muchas mujeres, solicitando que reconozca la paternidad de varias criaturas, una de las cuales, la de la primera denuncia, ya ha reconocido. Pero otras dos mujeres -Benita Leguizamón y Damiana Morán- aseguran que tienen hijos del este prestigioso semental que otrora fue obispo de San Pedro y ahora es el jefe de Estado paraguayo.Lugo, es aún cura, y obispo -eso no se deja nunca de ser, porque el sacramento del orden imprime carácter- y parece que también es ligero de bragueta -eso tampoco se deja de ser, así como así; la cabra siempre tira al monte- pero ahora es el Presidente de su país. Entre los presidentes latinoamericanos es bastante usual tener hijos secretos que acaban saliendo a la luz -Lula, Alan Pérez- pero no abundan, entre los Presidentes, ni los obispos ni los curas, aunque alguno ha habido. Y es menos usual la condición múltiple: cura, obispo, padre irresponsable y presidente del país; eso es un record.
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